Como buen invitado que soy, el vino lo puse yo. Decidí llevar un tinto de la gama Corazón Loco, un vino que me apetecía probar desde hace tiempo, ya que me habían hablado de él en varias ocasiones. Es de Bodega Iniesta, sí, sí, de Andrés Iniesta el jugador del F.C. Barcelona. Cuando se lo dije a mi anfitriona, lógicamente le entró la curiosidad y quiso saber cómo uno de los mejores jugadores de fútbol del mundo había decidido meterse en semejante tinglado en un momento en el que las bodegas no están pasando por su mejor situación.
No es el primer "famoso" que se aventura a adentrarse en el negocio vitininícola, ya lo habían hecho otros antes, como es el caso de Emilio Aragón, Antonio Banderas, o Carlos Sainz, entre otros, pero según tengo entendido a través de una fuente fiable, los motivos de Iniesta son algo diferentes. Andrés es de Fuentealbilla, un pueblecito de la provincia de Albacete con tan sólo 2.000 habitantes. El caso es que en su pueblo no había mucho trabajo y decidió abrir un negocio para echar una mano y crear empleo. Como Castilla la Mancha es conocida por ser "el viñedo del mundo" decidió montar una bodega. Además, por lo visto es un tío muy querido en Albacete, ya que ha hecho mucho por Fuentealbilla y su provincia, pues para el que no lo sepa, compró el Albacete Balompié cuando estaba prácticamente en bancarrota. A mí, personalmente, todo esto me parece admirable y merece todo mi respeto.
Hablando del vino, Corazón Loco es un tinto joven de 2012, de la denominación de origen Manchuela, una D.O. relativamente reciente, de 1997. Pese a que os dije que prefiero los vinos con madera y que los jóvenes no me suelen apasionar, he de decir que este nos sorprendió, no es un vinazo, pero nos gustó bastante. Es muy posible que nos sorprendiera porque está hecho a base de dos de nuestras uvas favoritas, 50% Tempranillo y 50% Syrah. La última es una uva curiosa, es de origen persa y está considerada como la más antigua del mundo. Es una variedad que se ha adaptado muy bien al suelo de La Mancha, pero también se cultiva en otras regiones de España y se utiliza mucho para elaborar "los vinos del nuevo mundo".
El color del vino es muy bonito, con unos tonos violetas bastante llamativos. La nariz no es lo mejor, engaña, la primera sensación te deja un poco en la duda... pero en boca sorprende. Pese a tener el mismo porcentaje de cada una de las variedades, la potencia y el sabor característico de la Syrah deja un poco "acomplejada" a la Tempranillo, que es mucho más suave... la graduación, la normal en este tipo de vinos, 13,5º. Aunque en la ficha técnica de la bodega recomiendan maridarlo con carnes rojas, embutidos y quesos curados, yo lo veo más para tomarlo con una pasta, o como alguna vez suelo hacer cuando se presenta algún amigo por sorpresa, con con unas buenas pizzas. A alguien le puede parecer una barbaridad esto de las pizzas, pero en este blog se trata de hablar de las nuevas formas de beber vino... y en los tiempos que corren, que todos vamos con prisas, es una buena manera de disfrutarlo.
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